5 dic 2012
El paradigma de compromiso
Por Aldo Leporati, Managing Director de Porter Novelli Argentina.
Que hemos atravesado un cambio de cultura en el mundo corporativo, donde el rol de la empresa trasciende lo económico, no es ninguna novedad. Lo que sí representa una nueva tendencia para las organizaciones en las sociedades actuales es el cambio que implica pasar de entender a la Responsabilidad Social Empresaria (RSE) como instrumento de la gestión empresarial (o, lo que es peor, como una moda) a concebirla como un estado de conciencia, una forma de ser y no una forma de hacer.
En el primero de los casos, la organización entiende que su desempeño genera un impacto (tanto positivo como negativo) en la comunidad donde opera. La RSE se propone, entonces, como una práctica corporativa para minimizar el impacto negativo y potenciar el positivo. ¿Cuál sería el beneficio de esto? La licencia social para realizar sus actividades, y una contribución para aumentar el mayor bien intangible que posee cualquier organización: su reputación.
Desde este punto de vista, la RSE abarca acciones que van desde la mera filantropía tuneada hasta la implementación de programas integrales e incluso exitosos. Pero el desafío que se viene es comprender que con llevar adelante iniciativas o acciones de RSE no basta para ser una empresa socialmente responsable: dicho en otros términos, no se trata de hacer programas de RSE, sino de ser socialmente responsables. El cómo somos tiene igual o más valor que aquello que hacemos. Malos tratos hacia el personal o los proveedores, poca transparencia o falta de compromiso para el cuidado del medio ambiente son síntomas de irresponsabilidad empresarial, aunque la organización colabore con un comedor infantil o financie un programa de becas a estudiantes.
¿Y por qué es un desafío? En primer lugar, porque este cambio de paradigma requiere una nueva forma de liderazgo corporativo. El "número uno" de una empresa puede y debe ser promotor de la revolución cultural que llevará a cada uno de los empleados a asumir la responsabilidad como el modo de ser de la organización. Es un nuevo enfoque donde se trata de desarrollar procesos gerenciales responsables hacia adentro y hacia afuera de la organización. En segundo lugar, el desafío pasa por tomar en cuenta los diversos intereses en juego y armonizarlos con las expectativas de la comunidad.
En resumen, se trata de desarrollar todo un nuevo modelo de gestión empresarial. No hay caminos trazados ni mapas que sirvan de guía; cada líder deberá elegir cómo encarar esta tendencia, si seguirla o innovar para marcar el camino. Más que trabajar para producir un cambio de cultura, se trata de crear la cultura que hará posible la transformación, asumir el riesgo de la innovación para crear nuevos marcos de referencia que permitan reflexionar sobre el rol de la empresa en la actualidad.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario