El juicio de la Opinión Pública
En el transcurso de un conflicto, las partes en controversia son los actores protagónicos. Pero, más allá de quienes ponen sus intereses en pugna, el escenario está definido también por otros protagonistas que, si bien no intervienen en el mismo específicamente, tienen una participación destacada por su influencia ante la Opinión Pública sugiriendo qué hacer y qué pensar. En muchos casos no solo son referentes sino que se convierten en “dueños de la verdad”.
En esta situación de “controversia social” aparece la figura de “actores no expertos”, como diferentes grupos de presión y medios de comunicación que cuestionan e influyen con la visibilidad de sus acciones en la decisión de actores que sí lo son. Los expertos presionados pueden tomar decisiones respecto a instalaciones, tecnologías o normativas técnicas que supuestamente implican diferentes riesgos de salud o ambientales, como así también suponen avanzar sobre valores tradicionales o sobre la libertad de elección de los ciudadanos.
Las inversiones más cuestionadas en la actualidad involucran principalmente a plantas de celulosa, centrales nucleares, proyectos mineros, antenas de telefonía celular, transformadores eléctricos, curtiembres, químicas, petroleras, metalúrgicas, empresas de biotecnología y laboratorios farmacéuticos, cadenas de retails, entre otros.
Frente a este panorama, pocos parecen haberse tomado el trabajo de ilustrar al público sobre las características específicas de este tipo de proyectos, explicar cómo se puede analizar la conveniencia de esta clase de obras, cuáles son las normas y criterios aplicables, qué diferencias hay por ejemplo entre contaminación y concentraciones normales de ciertas substancias en el ambiente, como en otros casos, políticas de precios, etc.
La ley dice que todos tienen derecho a un juicio justo. Esto también se cumple para la reputación de un sector o de una empresa.
Difundir una opinión o una posición en nuestros días es sumamente factible. Cualquier persona con un dispositivo muy accesible y simple puede volcar su opinión en redes sociales, blogs personales o foros de interés, de acuerdo a un fin particular o sin él, pero accediendo de esta manera a una audiencia ilimitada, con la consecuente influencia sobre la formación de una opinión que puede afectar la reputación de personas u organizaciones y los resultados finales de una controversia.
La Reputación es un activo que hay que preservar y la comunicación pasó a ser una necesidad estratégica para relacionarse con esos públicos de interés y por lo tanto, se debe previamente establecer una estrategia comunicacional del objeto de conflicto de un modo articulado con la estrategia jurídica y política. Dejar el aspecto comunicacional librado al azar o, peor aún, como una zona liberada para quienes ostentan intereses opuestos a los de nuestra organización, puede equivaler a abdicar sobre los resultados esperados, cuyos efectos exceden la dimensión puramente jurídica.
Un buen programa de Litigation PR debe nutrirse de argumentos legales para construir un mensaje apropiado e influyente, que tenga tanta importancia como los que imparte la Justicia, e incluso ejercer su influencia sobre ella.
Es una discusión, no una negociación. No hacer nada es la otra opción, pero es riesgoso, ya que el espacio que uno no ocupa lo toman otros, generalmente con desinformación o información direccionada desde otro sector. Y esto puede ser muy negativo para la empresa, sería como portar una bandera blanca en el conflicto y rendirse, cuando las relaciones continúan pero la empresa en un grado de debilidad ante Autoridades Políticas, Gremios y sus propios colaboradores.
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